Vivo en la ciudad de...

Vivo en la ciudad de los mofletes rojos por el frió, los cuartos de baño sin espejo y las cabezas despeinadas por culpa del viento. Y no hay nada que me siente peor que tener el pelo enredado por culpa del viento, porque además de que se ensucia muchisimo es horrible. Pero no me queda otra.
Hoy he ido a Rennes por primera vez, con "la madre" que ayer me dijo "si vienes conmigo en coche tienes que estar lista a las 7, porque si salgo después llego tarde" pues me he levantado a las 6, después de pasar la típica noche intranquila por si no oyes el despertador. Bueno pues a las 7 y 20 o así ha sido cuando nos hemos ido.
Hemos llegado a la universidad, la Facultad de Droit (Derecho) que es donde trabaja ella y lo que estudio yo en España. He entrado a una clase de Relaciones Internacionales y después de dos horas, que son lo que duran aquí las clases, no me he enterado de practicamente nada. Tras el fracaso educativo he sacado mi mapa de Rennes y me he dispuesto ha hacer turismo. Fuera estaba el diluvio universal y yo tenia un misero paraguas de esos que solo con soplarlos se te dan las vuelta , bueno como no había desayunado porque a las 6 no me apetecía digo, pues me voy a la cafetería y así me hago con algo calentito. La cafetería de la "Fac" era una salita con maquinas de autovending y yo llevaba un billete de 5 euros! He dicho mi frase de "Dios mio, dame paciencia porque la mía esta llegando a su fin" dicho y hecho, ha dejado de llover y ha salido un sol, que aunque no era radiante y con una sonrisa, a mi me ha servido. Y ahí es cuando he comenzado el turismo. Me he comprado un "croissant" y si, efectivamente, están buenisimos aquí en Francia.
O dejo unas fotos de Rennes, me ha recordado mucho mucho, echándole un poco de imaginación a Bruselas y a Amsterdam o Asterdan, como diría el tío de Jenny, por las construcciones y el canal.



Y después de toda una mañana dedicada a perderme y encontrarme. He cogido el libro que me compré en el aeropuerto para hacer tiempo, va de una chica que se cae de un caballo y casualmente conoce a un hombre del que se enamora perdidamente aunque no quiere reconocerlo, y me he puesto a esperar el autobús, como si fuera una más de la ciudad.